PATRIMONIO GEOLÓGICO, CULTURAL Y AMBIENTAL LIGADO AL ANTICLINAL DE BARBASTRO
Las salinas de Peralta son un conjunto de estanques artificiales a donde se conducía el agua subterránea y se la aislaba permitiendo su evaporación. Al abundar los yesos y rocas salinas por la zona, las aguas estaban cargadas de cloruros y sulfatos, de forma que las piscinas iban llenándose de sal que era explotada comercialmente, llegándose a alcanzar producciones de 5000 toneladas al año. Hay vestigios que apuntan a que en la zona ya existían explotaciones salinas en época romana.
La gestión de una salina es sencilla, y se basa en el principio de que las distintas sales presentan diferentes solubilidades. En primer lugar el agua es bombeada y luego se canaliza por gravedad hacia estanques de poca profundidad denominados saladeras, donde se inicia el proceso de evaporación. A medida que la salmuera aumenta su concentración, se llega al punto de saturación de algunas sales distintas de la sal gema, como es el caso de los carbonatos y los sulfatos. Cuando esto sucede, las aguas de las saladeras son conducidas por tubos hacia estanques de evaporación secundaria denominados eras salantes, en las que se produce la precipitación de la sal gema. En el agua sobrante todavía quedas otras sales de una solubilidad aún mayor, por lo que es eliminada con el objetivo de obtener un producto lo más rico posible en cloruro de sodio. El agua sobrante contiene aún sales de potasio y de magnesio en disolución con lo que el proceso puede continuar para aprovecharlas en otros usos.
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