Existió un tiempo en el que los centros de enseñanza pública rebosaban pluralismo y libertad. Es obvio que no existen clases 100% neutras en lo ideológico; es evidente que, incluso de manera inconsciente, todo profesor destila algo de ideología en su comunicación con el alumno. Lo importante es que este intercambio sea plural y que el alumno asista a clases donde la orientación ideológica sea diferente dependiendo del profesor con el que se encuentre. Lo importante es que al alumno madure siendo testigo de diferentes formas de comprender la realidad para luego elegir la que más le convenza.
Sin embargo, cuando la orientación ideológica se convierte en un bombardeo planificado y orientado hacia un lado muy concreto, cuando hay una ideología oficial, cuando se criminaliza y demoniza al disidente, la enseñanza toma un cariz muy diferente y se convierte en adoctrinamiento puro y duro. Los profesores implicados en la agitación ideológica se convierten en comisarios políticos y el desastre está asegurado. En eso estamos.
He aquí unas bonitas imágenes de diferentes regímenes donde el adoctrinamiento en las aulas ha sido practicado con más ahínco. Preparense porque son nuestro espejo inmediato.
